Compatibilidad Signos Zodiacales entre Capricornio y Capricornio Mujer

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Poseen una excelente compatibilidad. Se conocen a la perfección. Ambos cuentan con una madurez que evita todo tipo de discusiones innecesarias. Trabajan sin cesar para alcanzar las metas que se proponen, adoran la calma espiritual y material. Valoran la lealtad, el respeto y la confianza mutua. Son realistas, objetivos, equitativos y francos. Son extremadamente precavidos, pues piensan mil veces las cosas antes de tomar una determinación, y le consultan a su pareja las decisiones a tomar, compartiendo de este modo las obligaciones. No toleran los derroches pues aman vivir confortablemente y sin preocupaciones. Son muy originales, creativos y siempre están innovando, estudiando y capacitándose. Amantes del hogar, allí siempre encontrarán la calma que buscan, el respeto y el trabajo consciente. Finalmente la unión de estos signos alcanzará la felicidad deseada.

En estos dos signos es donde más vamos a percibir la cristalización de las energías de la naturaleza terrestre, que guiaran a estas dos personas por un estrecho margen, sin mayores trastornos para su vida que los que surjan cotidianamente. Al ser ambas del elemento tierra y gobernados por el planeta Saturno, su vida sentimental, si bien puede estar llena de afecto, será muy difícil de que ambas puedan trascender la cota afectiva, por el simple hecho de que al ser muy similares entre sí, su vida trascurra de monotonía en monotonía. Por lo general, estos dos signos, sienten la necesidad de expandir todo lo que les rodea en el ámbito material y su círculo está estrechamente circunscrito en el campo laboral y familiar. El amor entre los seres humanos no es imperativo sexual, ni dogma social o religioso que impida la libre unión entre dos personas, sean estas de distinto color de piel, del sexo que fuere, o de cualquier religión. Pero sí debemos entender que para que surja el amor, es imprescindible el lazo de la amistad, de la amistad sincera que no busca aranceles, ni comisiones de confianza, ni camas huecas de afectos, ni de las dudas de los celos infecciosos.